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cálculos matemáticos

[2,5 minutos de lectura]

De niño me fascinaban los gadgets.

De niño siempre me atraía lo último, lo innovador, aquello que parecía sacado de una película de ciencia ficción. 

En una etapa determinada mi obsesión fueron los relojes. Era algo especial. De pequeño los relojes representaban tecnología al alcance de mi mano, y con el tiempo, esta afición me ha seguido acompañando. 

Claro que como dicen la diferencia entre los juguetes de niños y los de adultos está principalmente en el precio.

Uno de los relojes que más me marcó fue un Casio. Este no era un reloj cualquiera. Se distinguía de todos los demás por la cantidad de botones que tenía. ¡Era un reloj calculadora! 

En el colegio estábamos inmersos en el aprendizaje de las tablas de multiplicar y este reloj me pareció una auténtica maravilla. 

Poder realizar cálculos matemáticos en mi muñeca me hacía sentir como un pequeño científico o ingeniero. Era como llevar un ordenador en miniatura todo el tiempo conmigo.

Mis padres, siempre atentos a nuestras inquietudes, nos proponían retos de cálculo matemático. 

Comenzaban con operaciones sencillas, pero poco a poco iban subiendo la dificultad. Me encantaba aceptar esos desafíos, especialmente porque podía utilizar mi reloj como aliado. 

Era como un juego en el que aprendía sin darme cuenta. Me pasaba horas investigando las funciones del reloj y probando combinaciones de números.

Con el tiempo esas pequeñas competencias de cálculo y la curiosidad que desarrollé por los números influyeron en mi manera de ver el mundo. 

No puedo decir que aquel reloj determinara mi camino pero estoy convencido de que algo tuvo que ver. 

Años después, decidí estudiar Economía. Quizá los cálculos y el amor por los números que despertaron aquellos momentos de mi infancia marcaron el inicio de ese camino.

Hoy miro hacia atrás con nostalgia recordando cómo algo tan sencillo como un reloj calculadora podía llenar de entusiasmo mis días. 

Ahora como padre estas Navidades quiero que mis hijos experimenten algo similar. No se trata solo de regalar un objeto, sino de darles una herramienta que los inspire, que despierte su imaginación y curiosidad.

El regalo especial que tengo preparado para ellos tiene un poco de esa magia que yo sentí de niño. 

Espero que lo disfruten tanto como yo disfruté aquel reloj. Quizá, con un poco de suerte también les ayude a marcar su línea de vida. 

Porque los cálculos matemáticos no solo sirven para números: ayudan a construir sueños..

MGC

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