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Desde los años setenta él fue uno de los mayores visionarios de la tecnología a nivel mundial.
Su nombre se convirtió en sinónimo de innovación, cambio y progreso.
No solo creó una empresa desde cero, sino que también revolucionó la forma en que el mundo veía la tecnología.
Con un equipo inicial de apenas unos pocos empleados, su obsesión por la perfección y la pureza en cada detalle le permitió atraer inversores y, finalmente, llevar la empresa a la bolsa.
Su ambición parecía no tener límites, y su empeño, aunque a veces rayaba en lo extremo, era la base de cada avance.
A medida que la empresa crecía él comenzó a soñar con un proyecto especial, algo revolucionario que pudiera cambiar la forma en que las personas interactuaban con los computadoras.
Este proyecto lo asociaba emocionalmente a su propia hija con el corazón roto, dándole una conexión personal y única que lo empujaba a invertir toda su energía en hacerlo realidad.
Inició el proyecto en 1978, con la esperanza de crear algo único. Tras años de lucha fracasó.
En 1983, tuvo que abandonar aquel sueño, dejando tras de sí un dolor profundo y una sensación de derrota.
Para él, el fracaso de ese proyecto fue devastador y no era una opción, una herida que nunca terminaría de cerrar.
Aunque continuó en la empresa, el fracaso tuvo un coste personal, familiar y profesional.
Poco tiempo después, fue apartado del consejo y finalmente forzado a salir de la compañía que él mismo había creado.
Sin embargo, el espíritu de lucha de aquel visionario no se extinguió.
Con una determinación renovada, fundó dos nuevas compañías, cada una con un éxito rotundo en su sector. Estas compañías no solo mostraron su talento, sino también su resiliencia frente a la adversidad.

Finalmente, en la década de los 2000, logró regresar a su compañía original, esta vez con una visión clara y una estrategia diferente.
Había aprendido de los errores del pasado y, ahora, situaba al cliente en el centro de la estrategia. Además, impulsaba principios como la privacidad y la salud, aspectos que consideraba vitales en el mundo digital que él mismo había ayudado a construir.
Su viaje lleno de altos y bajos marcó la historia de la tecnología y dejó un legado que aún inspira a millones en el mundo y supuso una carga colosal por todo lo que la marca ha influenciado en la sociedad.
El propósito de la compañía es la perfección y pureza de sus productos para el cuidado y el bienestar de tantos clientes en todo el mundo.
La ilusión acabó el 5 de octubre de 2011 en Palo Alto. ¿O quizá no?
MGC
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