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Yo creo que mi hijo pequeño entiende el concepto de blockchain mejor que yo.
Hace unos meses, escribí un relato titulado “Blockchain para niños”, en el que intenté explicar de forma sencilla cómo funcionan las cadenas de bloques usando una experiencia que tuve con mis hijos.
Estaban jugando con un juguete que tenía una contraseña digital, algo nuevo para ellos. Nos preguntaron que pasaba si se olvidaban de la contraseña larga y secidimos que, para proteger el acceso al juguete, repartiríamos la contraseña entre la familia. Entendieron el concepto bastante bien.
Esta idea de blockchain me rondo la cabeza gracias a un lector que me dedicó su libro: “Criptoenonomía”. Te lo recomiendo.
Este lector, ingeniero, y un verdadero experto en el tema, de todas las personas con las que he hablado de esto, es la segunda que mas sabe. Estoy deseando que se una a nuestra primera comida del 28 de noviembre, ya que siempre es interesante conectar con personas tan brillantes.
Pues resulta que ahora me encuentro desarrollando un proyecto relacionado con clubs de inversores privados. Y estamos explorando cómo podemos implementar una capa de blockchain de manera sencilla. Es un desafío, pero de los que estoy disfrutando muchísimo.
Ahora, volviendo a mis hijos, hace unos días mi hijo pequeño, de solo 7 años, me sorprendió de nuevo. Íbamos paseando por el jardín de nuestra urbanización mientras yo grababa mi vídeo diario del relato, cuando de repente me dice:
“Papi, ¿sabes que me sé la contraseña de todos los portales de la urbanización?”. Pensé que se refería al portal de nuestra casa, así que le respondí:
“¿Te refieres al nuestro, de los 13 que hay?”. Pero él, con total seguridad, me dice: “No, el de todos los portales”.
Mi primera reacción fue de escepticismo. Le expliqué que no podía ser, porque cada portal tiene una clave diferente.
Con toda tranquilidad, me dice: “Sí, pero lo que cambia en las contraseñas de los portales es el número del portal. Mi hermana (nombre) y yo fuimos a probar en otros, cambiando solo ese número, y se abrían las puertas”.
Se me pusieron los pelos de punta. La preocupación que hay por la seguridad y efectivamente, la lógica de mi hijo era correcta: había descubierto un patrón en las contraseñas de seis cifras.
Mi hijo, con solo 7 años, había resuelto un problema que yo ni siquiera había considerado. En ese momento, no pude evitar sentirme impresionado.
La inteligencia infantil, con su capacidad para observar y deducir, a veces supera la del ser humano común.
MGC
ps: te recomiendo comprar el libro Criptoeconomía
ps1: esté es el relato de “blockchain para niños”
ps2: primera comida el 28 noviembre. Más información y APÚNTATÉ 👉🏻 AQUÍ. Si tienes preguntas, me escribes ✉️ AQUÍ.
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