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La magia navideña está en el aire incluso cuando aún falta tiempo para que llegue la Navidad.
Faltan 10 días para que termine el mes de octubre y en mi pueblo ya están instalando las luces navideñas.
Todos los años me hago la misma pregunta: ¿por qué las pondrán tan pronto? La respuesta no la tengo clara pero lo cierto es que despierta en mí sensaciones encontradas.
Hay personas a las que les encanta la Navidad y otras que la detestan. Yo estoy en un punto intermedio. Algunas cosas de la Navidad me fascinan, mientras que otras me llenan de tristeza.
Empezaré por las cosas que me cuestan más. Durante la Navidad nos reunimos en familia y desde hace siete años no estamos al completa.
Dos miembros esenciales ya no están con nosotros, y aunque sabemos que se han ido a un lugar mejor, su ausencia pesa.
Es una sensación que compartimos muchos, esa mezcla de celebración y nostalgia que se siente cuando falta alguien en la mesa. Seguimos adelante tratando de encontrar consuelo en el tiempo aunque no siempre es fácil.
Otra cosa que me desanima de la Navidad es la prisa constante de la gente. Todo el mundo corre de un lado a otro, comprando regalos, preparando cenas, organizando viajes. Es un ritmo frenético que a veces parece alejarse del verdadero espíritu navideño.
Y mientras algunos gastan sin cesar, hay muchas personas que lo pasan mal, pidiendo en las calles para poder llevar algo a sus familias. Eso también me rompe un poco el corazón.
Pero no todo es tristeza. Hay muchas cosas que me gustan de la Navidad. Me encanta ver las calles iluminadas. Las luces lo cambian todo: la ciudad se ve más bonita, y parece que la alegría se contagia un poco más.
Me pregunto si habrá algún estudio que mida cuánto gasta la gente en una ciudad como Vigo, famosa por sus luces, en comparación con otras ciudades. Me apostaría algo a que el ambiente luminoso hace que la gente se sienta más inclinada a celebrar y comprar.

Otra cosa que me gusta de la Navidad es el reencuentro. Viajar para ver a la familia y compartir esos momentos especiales siempre me llena de energía.
En nuestra familia tenemos una tradición que nos hace especialmente felices: participamos en un evento deportivo que nos une. Nos encanta planificar el viaje, vivirlo y recordarlo después. Es como si ese evento nos regalara un extra de felicidad que dura hasta mucho después de las fiestas.
Aunque aún quedan más de dos meses para Navidad, ya están poniendo las luces y no puedo evitar preguntarme si esa pequeña chispa de ilusión, de luz, es lo que realmente nos hace un poquito más felices.
Tal vez asociamos esas luces con la magia de la Navidad, y quizás por eso, cada año, cuando empiezan a brillar, sentimos que la magia está de nuevo en el aire.
MGC
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ps1: la segunda será el martes 17 de diciembre en experiencia de comida de Navidad con Rodolfo Carpintier.
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